Con las manos abiertas

Abrí mis manos
espere que la lluvia las mojara
así poder lavar mis heridas;
heridas que nunca cierran,
están ahí,
como esta marca en mi pecho
que los días grises convierten en vacío
transformando mi voz en silencio;
un silencio tan denso y lastimoso como la muerte,
exigencias de ser fuerte,
torturas en mi espalada
a cambio de mi sonrisa.
Que ironía mis primaveras
como la felicidad esperan
si no se sobrevivir,
como pretenden que espere
si la soledad me enloquece,
si nunca me regalaron paciencia,
si la esperanza ya no es parte de mi mirada,
si respirar es como estar crucificada,
si esta desilusión me tiene amordazada.
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